Las despedidas son tristes, más cuando sabemos que no volveremos a ver físicamente a la persona que se ha ido, que ya descansa en paz. Ayer por la tarde, los familiares, amigos y compañeros de Cosme Gabriel Pretell Pérez, el sereno abatido por unos delincuentes y quien se ha convertido en ejemplo valeroso para el Cuerpo de Seguridad Ciudadana de Santiago de Cao, nos reunimos en el cementerio Parque Eterno de la ciudad de Trujillo para darle el último adiós.
En Cartavio, el cuerpo entero de trabajadores municipales, quienes fuimos sus compañeros en este corto tiempo, nos reunimos aproximadamente a las 2.30 de la tarde para ir todos juntos a acompañar a la familia Pretell Pérez en este momento de interminable dolor y pena. Ya en Trujillo, las camionetas de la Seguridad Ciudadana de Santiago de Cao, resonaban sus sirenas guiando a la caravana que traía el ataúd color canela donde reposará eternamente nuestro amigo Gabriel. Otro grupo de serenos esperaba en la entrada del cementerio y gritaban a viva voz el nombre de Cosme Pretell cuando vieron descender el cajón de las carrozas fúnebres. Las muestras de dolor y pesar de sus familiares eran conmovedores, todos sentíamos esa sensación de vacío profundo, de tristeza, hasta cierto punto, de soledad. Se realizó la misa en la capilla del cementerio, los familiares unidos en un solo abrazo, muestra silenciosa del amor entremezclado con la pena, y un extraño frío invernal en una tarde de radiante sol. Al salir de la capilla, los hombres que acompañaban la procesión, se turnaban para cargar el féretro. A paso lento, como cansado, nos acercábamos al lugar donde se había preparado el nicho, en medio de un gran campo cubierto por flores de todos los colores, puestos sobre las frías lápidas con los nombres de los fallecidos. Se arrojaban pétalos blancos al camino, los llantos sonaban fuertes, las lágrimas mojaban lo pétalos a su paso. Bajo una carpa verde, tomaron asiento los familiares, frente a un cúmulo de tierra oscura que serviría para cubrir totalmente el ataúd color canela. Se rezó, se cantó y se lloró. Cuando la tarde caía, se pronunciaron las últimas palabras de agradecimiento, de pesar y de súplica por consuelo, un consuelo que tardará en llegar para los familiares y seres queridos de Gabriel, un consuelo que quizá nunca llegue…
Cosme Gabriel Pretell Pérez, este sereno valeroso, ya descansa en paz; pero seguramente espera también que se cumpla con la justicia. Sus familiares saben que no lo volverán a ver, pero estamos seguros de que lograremos que se respete su memoria y su ejemplo.
Eternamente gracias amigo Gabriel. Dios te tenga en su Gloria y bendiga por siempre a la familia que seguirá siendo tuya, que seguirá pensando en ti.
