Label1

IMAGEN - PUBLICIDAD Y COMUNICACIONES (IPC) Y EXPRESIÓN DEL VALLE CHICAMA LES AGRADECE POR SU PERMANENTE PREFERENCIA Y CONFIANZA EN EL TRABAJO PERIODÍSTICO / JAVIER GUZMÁN VALVERDE - DIRECTOR / KAREN CHÁVEZ ZAVALETA - ADMINISTRADORA
gadgets para blogger

domingo, 23 de diciembre de 2012

Conociendo una puertita cerca al cielo en Navidad

A pesar de los rostros desencajados por la pobreza y el hambre cotidiano, los niños corrían al patio de la conocida vecina del barrio que, un día antes, les abrigó la esperanza de un regalito en navidad. Sin zapatos, y hasta con el polito de siempre, se acercaban tímidamente y con mucha curiosidad niños y niñas, regalándonos  la mejor de sus sonrisas, reflejando la inocencia  de su edad y los anhelos de esperanza que, siquiera por unas horas, cambie su estilo de vida. Esa forma incomprendida de vivir maltratados por la siempre cruel pobreza.
 Por nuestra parte, quedábamos sorprendidos de llegar hasta la “puertita del cielo”, sí allí donde de niño miraba la imagen de un cerdito que mi abuelo afirmaba era un cerro encantado. Me refiero al “Cerro Cabras”, el cual vengo a conocer después de varias décadas  que mi abuelo paterno dejó de narrar sus historias y cuentos, para acompañar a los ángeles en el cielo.

Volviendo a esta hermosa travesía. En este cerro, hoy Asentamiento Humano con cientos de familias cargadas de hijos, ya no era un día cualquiera, común en los malabares de las madres para preparar la comida y los incansables jugueteos por la arena de los más pequeños.

Sí. Hoy la familia del Grupo Educativo Leonardo Da Vinci llegaría para despertar la emoción de los niños con un regalito, tratando de recordarles por unos momentos que la navidad también existe para ellos, a pesar de vivir en sus ranchitos de palos y esteras, allá arriba, muy cerquita del cielo.
 
Uno a uno se acomodaban como podían en los arenales. Los más grandecitos querían estar adelante para ser los primeros en recibir el juguete y salir corriendo a disfrutarlo. Los más pequeños, de la mano de mamá o en brazos, miraban con sorpresa lo que ocurría a su alrededor, pero sin descuidar las bolsas de regalos. Quizás pensando en cuál les tocaría y llevárselo a casa, orgulloso de haber sido tomado en cuenta entre miles de niños peruanos que no recibirán más que un tecito con bizcocho en estas fiestas, donde todos pedimos “que la alegría y felicidad reine en tu hogar”.

Así se dio la oportunidad de conocer “la puertita cerca al cielo”. Un lugar donde en la cena navideña sólo se confundirán en un fuerte abrazo humildes familias, muchas veces madres solteras y sus hijos, pidiéndole al Todopoderoso que no sólo se acuerde de ellos en épocas de fiesta. Pues, hay necesidad de pan y de amor en cada uno de estos hogares, con niños tan iguales en deseos, sueños y emociones que cualquiera de nosotros.

En esta navidad, quiero dedicar mis saludos a los miles de niños huérfanos, abandonados, de los albergues  y trabajadores de la calle, pidiendo que reciban también la bendición del Niño Jesús, aquel que nació humildemente en un pesebre y luego se convirtió en el salvador espiritual de la humanidad. Amén. (Javier Guzmán Valverde)